la ciudad del cuento V

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(https://paulamendezorbe.wordpress.com/2014/06/17/la-ciudad-del-cuento-iv/)

Sobresaltado, abrió los ojos, y se levantó de la cama. Casi sin quererlo miró la hora. Pensaba que la espera sería mucho más larga, pues sólo quedaban cuarenta minutos. Cuarenta minutos de trece días que llevaba esperando. «Ya no queda nada» se decía a sí mismo para tranquilizarse. Preparó las agujas y las pastillitas de colores, dejándolas en la mesilla de noche, apartando todas las botellas de cristal y los papeles arrugados que había encima y arrojándolos al suelo.

Treinta minutos. Se dio una ducha, se afeitó la barba, y se cambió de ropa. Trece minutos. Estaba demasiado nervioso. Intentó permanecer sentado en la cama durante esos trece minutos restantes. Notó como su respiración se aceleraba y como sus piernas comenzaban a temblar. Algo que siempre había odiado, pero nunca había podido evitar.

De pronto, llamaron a la puerta. El corazón le dio un vuelco. Saltó de la cama, y corrió hasta ella, sin preocuparse siquiera de quien llamaría a semejantes horas de la madrugada. Se ahogaba. Abrió la puerta con expectación. Sorpresa.

– ¿Qué haces aquí?

                                                                                      ***

No sabía como explicarlo. Había sido una decisión rápida e incluso algo inesperada, pero ya me había hecho a la idea y no había marcha atrás.

–        Pues…

–        Sabes que no es buen momento.

–        Quería irme contigo – dije.

Silencio.

–        ¿Qué?

–        Quiero volver.

Mi nube de pensamientos explotó, y huyó de mi cuerpo durante mi estancia. Sentí como mi piel se rasgaba, como cada una de mis venas explotaba, y como mi sangre flotaba a mi alrededor. Sentí como me empapaba de mi propia sangre. Y, sin embargo, me sentía más viva que nunca, como si acabase de nacer, como si mi vida comenzase en ese mismísimo instante. Y fui a por Él.

Foto y texto 2012 © Paula Méndez Orbe

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